https://es.wikiloc.com/rutas-motociclismo/solo-queria-desayunar-fuera-160069749
(Después de publicar el post caigo en la cuenta que regreso al blog justo en el mismo sitio en el que lo dejé allá por marzo de 2.023)
Eso es; muchas ganas... la moto no se movía desde principios de diciembre. El viernes por la mañana me armo de valor e introduzco la llave de contacto: nervios, la luz del cuadro se enciende, la bomba de inyección traga gasolina, pulso y el borón y ¡BURRÚM!. ¡LUCINDA VIVE!. Un agüita con jabón, un mirar la presión de las ruedas y esa noche a dormir poco por los nervios del reencuentro. ¿Dónde ir? ¿Qué chupa me pongo? ¿ropa térmica? ¿hago noche en algún sitio? El mundo a mis pies...
Suena el despertador, de cabeza a la ducha y al bar de desayuno de cabecera. Decidido: hoy va a ser Villuercas-Ibores-Jara la que toque recorrer aunque voy un poco tarde ya por la cantidad de kilómetros que quiero hacer. La ilusión es lo primero y salgo sobre las 10 de la mañana. Decido hacer los primeros 70 kilómetros por la A5 en dirección a Miajadas por aquello de rodar de continuo, hacerme otra vez con el peso y sentir en los músculos simpático y parasimpático que todo va bien. Algún petardeo da Lucinda por el escape y creo que es por la falta de octanaje en la gasofa o porque los inyectores están sucios. O lo mismo es que también se tira pedetes tras despertarse... qué se yo. El caso es que llego a Miajadas y empieza el baile. Hace frío, pero me niego a vestirme de motero tourer, no... yo no soy de esos.
Por fin Miajadas. Dejo la A5 y me encamino a la EX102 que me va a llevar a hacer el segundo tramo de esta ruta y que no es otro que el de Escurial a Cañamero. Me llama mucho la atención "Escurial"; es un nombre bonito y, si no recuerdo mal, es también el apellido de un político de izquierdas que me caía bien. Qué cosas. Pues esta carretera está en unas condiciones geniales. El asfalto es como indestructible; no he visto en mi vida una máquina de obras por allí y ahí sigue como el primer día que la recorrí. Una maravilla para esta primera salida por aquello de que las curvitas son de lo más suaves y porque una vez pasado Zorita el paisaje empieza a llenarse de Montañas. Es una delicia mirar hacia la izquierda y en un día claro de febrero en el que la luz del sol empieza a ir cambiando a "bonito" ver el perfil de la Sierra de los Polares y la de Guadalupe. Se te va la cabeza a la otra afición: el senderismo. Aquí debería sonar de fondo algo de los Allman Brothers, coño. Llego a Logrosán y me dirijo a Cañamero (el pueblo del chiste del camarero y el vino). Voy divisando otro punto que subí hace poco tiempo haciendo la cabra: Risco Gordo en la Sierra del Pimpollar.
A estas alturas de la ruta -tercer tramo- voy excitadisimo porque estoy deseando coger la última curva a derecha de Cañamero para adentrarme en lo que llamo "cañón del río Ruecas" que en realidad es un desfiladero y es tan bonito. Es una auténtica maravilla trazar esas primeras curvas por la casa de un río con un nombre tan bonito; Ruecas. Suena a cuento. Ahora empieza lo realmente chulo de esta ruta en este tercer tramo. Esta carretera por aquí es mágica y sube un desnivel importante hasta el Collado de Martín Blasco (algún día investigaré al tal señor Blasco). La subida es preciosa con una carretera amplísima a la que le pongo una sola pega: ni una sola zona habilitada para parar el coche, moto, triciclo, caballo o donde vallas montado para pegar una voz de esas que te alivian el alma desde las alturas disfrutando de todo el Valle del Ruecas. Además, y esto es importante, huele a caja de lápices de colores Alpino o a los muebles de la sacristía del Monasterio. Creo que son los castaños. Es maravilloso hacer esto con un casco Jet
Paisaje del desfiladero del río Ruecas
Una vez pasado el collado empieza la bajada hasta mi Puebla de Guadalupe con la Sierra de Belén a la izquierda del "sentido de la marcha". Estos últimos kilómetros hay que hacerlos con cabeza o con falta de ellas como podrás ver con los que te adelantan o vienen casi rozando el hombro en el asfalto a cada curva. No... yo no soy de esos.
Curvita va...curvita viene y te plantas en Guadalupe. Yo suelo entrar siguiendo la EX118 (adelanto que es una de las carreteras más bonitas de toda Extemadura) y me planto en el aparcamiento de la Hospedería. A la plaza de la fuente a presentar mis respetos a la "mígensantísima", introduzco las llaves en la pila de agua bendita (sí... qué pasa) y empiezo a flipar con todo el conjunto. Es un gótico que me recuerda a las galletas rizadas del "surtido de Cuétara" y a tomar un café o una cerveza a precios desorbitados. En la foto de abajo os dejo donde NO deberíais tomar nada por aquello de que estamos en la Sierra de Guadalupe, no en Sierra Morena.
Galletita Rizada
Donde no debéis tomar nada (saqueo)
Faltaba una hora para que me reloj biológico me avisara de que hay que ponerle gasolina así que seguí mi camino hacia donde quería llegar; Navatrasierra. Y hablando de gasolina os cuento: no está de más cuando hacemos rutas largas (y esta lo es) aprovechar para llenar el depósito cuando os encontréis con una gasolinera y no estéis seguros de ver otra en un rato largo... tengáis el depósito como lo tengáis... hacedme caso. No me acordé que en el primer tramo de la ruta le fuí retorciendo la orejilla a Lucinda a base de bien y que los trescientos kilómetros que hace mi depósito habían encogido considerablemente por lo que no reposté... craso error. Pasé de la gasolinera y me dirigí por la EX118 hacía el desvío que me llevaría al Hospital del Obispo y Navatrasierra. Insisto en que es una de las carreteras más bonitas de por aquí solo superada (y por poquito) por la EX204 de Las Hurdes. ¿He dicho que el día estaba realmente bueno y que se veían muy bien las cimas apalachenses de esta zona? ¡Oh, mi Pico Villuercas! Estos son los dominios del río Ibor... la comarca de Ibores. Eta carretera te lleva por una zona paradisíaca hasta la misma A5, pero hoy no era mi ruta. Tuve el tiempo suficiente de subir un gran desnivel con unas curvas amplias hasta llegar a la desviación que buscaba, la enigmática CC 20.2 que une en 47 kilómetros ese desvío con Hospital del Obispo, Navatrasierra, Carrascalejo y Villar del Pedroso al norte para virar al Noroeste y llegar a Bohonal de la Sierra.
Carretera EX118
"Enigmática" por varias razones porque es super estrecha y va subiendo zizagueando hasta los mil y pico de metros y también porque no la hice entera con lo cual es un enigma para mí. Me di la vuelta en el kilómetro 39 ¡por gilipollas! así de claro. ¿He dicho que hay que repostar? no lo hice y la moto entró en reserva subiendo por allí. Nunca he apurado la reserva y no me fiaba un pelo de no quedarme tirado por allí. ¿Habría gasolineras en esos pueblos? En definitiva: Media vuelta y a "consolarme" con la 118.
Lucinda en la CC 20.2
Insisto: la 118 es una escuela de curvas a derecha, izquierda, entrelazadas, continuas, subidas y bajadas. Es una maravilla, pero tenía en mente mi frustrada excursión por la la 20.2. Al final pude repostar en Castañas de Ibor. A punto estuve de dar la vuelta, pero pensé que solo hacía falta volver a liarla por no contar con las horas de sol y que me cayera la noche en moto. Vaya... que busqué un sitio donde comer lo que fuera y empezar la etapa de regreso. Continué hasta el pantano de Valdecañas, lo crucé y me encaminé hacia Valdehúncar ¿? y la A5. Con el depósito lleno iba envalentonado. Ahora el enemigo a batir era el atardecer y esta vez puedo decir que le gané.
No me la jugué; la vuelta iba a ser por la A5 hasta Trujillo (70 kilómetros de "culo carpeta") y desde allí, por La Cumbre hasta Montánchez. Terreno conocido que ya he comentado por aquí creo. Si venís cansados y tenéis Trujillo en el camino no dudéis en cortar por ahí. Se acortan un montón de kilómetros. Yo venía ya cansado, la verdad.