Salimos de Montijo, pero la ruta como tal ruta empezó realmente
cuando por la N-630 divisamos ya Monesterio (y eso que hicimos una carretera muy chula que une Arroyo de San Serván con Trujillanos). Desde Monesterio en adelante empiezas la parte de la rodada que te da vidilla; se
huelen curvitas y paisaje serrano. Cruzas el pueblo y continuas
carreteras abajo –literalmente- hasta que te das de bruces con la mega
gasolinera. Contínua... no te pares y sigue por la 630 hasta que veas el
cartelito de la Junta de Andalucía y el de la Provincia de Huelva porque vas a
llegar a Santa Olalla del Cala. Es buen sitio para parar y tomar algo en el
pueblo porque además casi siempre hay motos en cualquier bar de la calle principal
que lo atraviesa. Al final del pueblo hay una rotonda; pilla la primera salida
en dirección a la A-461. Aquí empieza realmente el Dj a poner la música que te gusta; es la carretera que
te lleva a Zufre. Imposible no mirar a los lados para disfrutar del paisaje
(existen multitud de rutas senderistas por ahí que ya iré comentando)
Este
tramo es sencillamente espectacular; la carretera podría estar mejor, pero está
bastante bien para nuestras customs. Es una carretera en la que la mayor parte del
tiempo vas en cuarta utilizando el freno motor en ese mogollón de curvas que se
entrelazan. La quinta marcha la utilizaba para aliviar un poco a la burrita; que estos
1.500 centímetros cúbicos son lo que son. Bueno, pues eso; que se continúa
curveando y curveando y curveando y curveando (y mirando hacia los lados porque aquello es
maravilloso) hasta que llegas a Rio Tinto, es asombroso todo lo que dejas a los
lados. Infinidad de carreterillas de “las antiguas” que te llaman y tal, pero
claro… es una ruta de un día y hay que volver a casa Llegamos al mato minero, unas fotos en el mirador de la
mina y continuamos camino. Cuando nos dimos cuenta eran las 2 de la tarde y no
habíamos tomado ni una sola cervecita. Se había pasado el tiempo sin darnos cuenta.... nos habíamos calzado casi 200 kilómetros sin pestañear, oiga.
Se continua
por la misma carretera hasta llegar al cruce de la A-461 con la N-435 (conocida
como la “carretera de la sierra de Huelva”) para dirigirnos ya a Badajoz. Hoy
había un montón de motos; se nota que era el primer sábado de primavera como
tal y pensamos todos lo mismo: "vamos a rodar hoy un poquito a ver si no se me
ha olvidado esto". Increíble el número de trails y roadster (creo que nos hemos
cruzado en toda la ruta con tres customs, la verdad). Somos los malditos hipsters. Esta carretera tendría
que ser declarada monumento natural por el trazado, por el paisaje que tiene a
los lados y por mil razones más, pero está hecha polvo la verdad. Tiene un
montón de parches y desconchones que mucho me temo que van a ir reparándose de
higos a caracoles. Una lástima, pero bueno, vas más despacio y punto. Paramos
en Patrás y conincidimos con los consabidos Bemeuvetas touring (otra especie de
este género). Y venga a pasar motos mientras nos comíamos unos huevos rotos…
muy ricos, la verdad. Y veeeenga.....
Y ya
enfrentamos el final (bueno, quedaban unos 120 kilómetros, pero no deja de ser
un retorno). Lo dicho; la carretera es maravillosa y si no has comido antes
puedes ponerte fino de jamón en Jabugo y repostar. Continuas hasta el final de
la sierra y ya encaras un espacio plano como es Badajoz por esta zona, solo
interrumpido por la zona de Jerez y los Valles de Santa Ana y Matamoros que son
muy divertidos hasta que nos enfrentamos con la parte más tediosa de la ruta
para mi gusto; la recta que une La Albura con la A-5 (17 kilómetros de recta…. Ya
me dirás tú…). Una vez llegas a Talavera de la Reina busca el desvío del badén
lo pillas y te vas a encontrar con el cruce que te lleva a Puebla de la Calzada
y Montijo.
Los
cuenta-kilómetros de las borriquitas marcaban 396 kilómetros. Ya os digo yo que
fue un buen sábado. Siempre hay una pega; el Garmin no lo cargué por lo que no pude grabar la ruta para subirla a wikiloc.